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Errores comunes que cometen los adultos en playas y piscinas

Aunque muchas campañas de seguridad acuática se centran en los menores, los adultos también cometen errores que ponen en riesgo su seguridad y la de los demás. A menudo se subestima el entorno acuático por exceso de confianza, falta de información o por repetir hábitos inseguros año tras año.

Conocer y evitar estos errores no solo previene accidentes, sino que también nos convierte en modelos positivos para los más jóvenes.

1. Sobrevalorar sus propias capacidades

Uno de los errores más frecuentes es pensar que “nada me va a pasar porque sé nadar”. 

Muchos adultos:

  • Se adentran demasiado en el mar sin valorar las corrientes.
  • Nadan largas distancias sin valorar su estado físico.
  • Se lanzan desde alturas peligrosas.
  • Bañan tras comer en exceso o consumir alcohol.

Saber nadar no garantiza que puedas responder bien ante un cambio brusco del entorno, como una corriente de resaca o una bajada de temperatura repentina.

2. Ignorar las banderas y señales de seguridad

Las banderas de playa y las normas en piscinas están para informar, no para decorar. Sin embargo, es común ver a adultos:

  • Bañándose con bandera roja o negra.
  • Entrando al agua en zonas no vigiladas.
  • Ignorando los avisos sobre fauna marina o condiciones del mar.

Este tipo de comportamiento normaliza la desobediencia frente a los niños, y puede terminar en un rescate evitable o incluso en sanciones.

3. Distracción por el móvil o conversaciones

En playas y piscinas, los adultos pueden distraerse fácilmente. Especialmente cuando están con niños, es habitual que:

  • Se concentren en el teléfono móvil.
  • Charlen con otros adultos sin mirar al agua.
  • Asuman que “el niño ya sabe nadar”.

La vigilancia pasiva es uno de los principales factores de ahogamientos infantiles. Un niño puede hundirse en silencio en menos de 20 segundos.

4. Consumir alcohol antes o durante el baño

El alcohol disminuye los reflejos, la coordinación y la capacidad de respuesta. En el agua, estos efectos pueden ser fatales. Aun así, es común ver a personas que:

  • Se bañan tras consumir alcohol.
  • Combinan calor, comida y alcohol antes de meterse al mar.
  • Participan en juegos acuáticos sin estar plenamente conscientes.

El 30 % de los accidentes acuáticos en adultos están relacionados con el consumo de alcohol, según datos de servicios de socorrismo.

5. No respetar a los socorristas ni seguir instrucciones

Algunos adultos ignoran las indicaciones de los socorristas o incluso las cuestionan públicamente. Esto puede generar:

  • Desorganización en caso de emergencia.
  • Confusión entre los bañistas.
  • Pérdida de autoridad del profesional encargado de la seguridad.

Recordemos que el socorrista no está para vigilar a los niños, sino para intervenir en emergencias. La responsabilidad primaria de cuidado siempre recae en los adultos acompañantes.

¿Sabías que muchos adultos creen erróneamente que el ahogamiento es ruidoso?

La imagen de alguien gritando o agitando los brazos es más propia del cine que de la realidad. En muchos casos, el ahogamiento es silencioso, rápido y apenas perceptible. Por eso es tan importante mantener la atención constante, sin distracciones.

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